Con las mismas técnicas constructivas utilizadas en la época Colonial, se adelantan los trabajos sobre el Fuerte San Sebastián del Pastelillo, en Manga.
Los trabajos, que se iniciaron desde noviembre del año pasado, involucran una inversión por parte del Club de Pesca de $3.000 millones.
De acuerdo con Alberto Samudio, responsable de estas obras y reconocido arquitecto especialista en la conservación y restauración del patrimonio histórico, en la primera etapa se han hecho varias obras que pretenden la consolidación estructural de la muralla, pues estaba en muy malas condiciones a fuerza del paso del tiempo.
Las obras
“En general, la naturaleza estaba socavando las bases de la cortina (muralla), encontramos fracturas en los merlones (cada uno de los trozos de muro que hay entre cañonera y cañonera) producto de que un árbol había extendido sus raíces hasta una distancia de 18 metros por debajo de éstos”, indica Samudio.
En consecuencia, prosigue el arquitecto, fue necesario levantar los ladrillos y vaciar los merlones de arena apisonada para cortar aquellas cepas del árbol, para luego volver a apisonar la arena como en los tiempos de la Colonia.
Samudio explica también que los esfuerzos de su equipo de trabajo se dirigieron a evitar que la marea siguiera haciendo daños a la estructura, “por lo que se realizó un proceso llamado encastre, que no es más que empotrar una pieza en otra que se ha perdido”, aclaró.
Conjuntamente, sobre el Fuerte se están realizando además labores de escarpe y aplicación de resinas para la conservación de esta fortificación.
“En la época en que fue construido el Fuerte utilizaban una resina que traían de Filipinas llamada Gutagamba, empleada en todas las construcciones de los monumentos españoles”, comenta.
El arquitecto indica que luego del escarpe (limpieza de las esculturas por medio del escarpelo) se dispusieron las calzas. “A la cal le pusimos un poquito de cemento para que el fraguado (endurecimiento de la masa) fuera más rápido pues la cal de ahora no es la misma que la de aquellas épocas”.
Esta primera fase de los trabajos costará unos $400 millones y terminaría en menos de tres meses, aproximadamente en junio.
Lo que falta
“Lo más importante es que son trabajos duraderos que se oponen al daño del viento y al salpicar del agua”.
Los arquitectos se ocuparán también de restaurar las troneras (abertura para cañones en la pared de una muralla) y el piso del adarve (muro). Así mismo, se limpiará la puerta de acceso al fuerte y también los desagüaderos.
El proyecto arquitectónico ambicioso también contempla la reparación del Baluarte Santa Bárbara, una especie de bodega techada dentro de las murallas del Pastelillo, en donde se adecuará un museo para el que se dispondrá un trabajo de iluminación y acondicionamiento con réplicas de implementos, herramientas y armamento de la época, como cañones, pero en fibra de vidrio.
El Club de Pesca obtuvo el cuidado del Fuerte San Sebastián del Pastelillo mediante un contrato de comodato por 99 años con la Nación, desde hace más de 60 años.
Los trabajos, que se iniciaron desde noviembre del año pasado, involucran una inversión por parte del Club de Pesca de $3.000 millones.
De acuerdo con Alberto Samudio, responsable de estas obras y reconocido arquitecto especialista en la conservación y restauración del patrimonio histórico, en la primera etapa se han hecho varias obras que pretenden la consolidación estructural de la muralla, pues estaba en muy malas condiciones a fuerza del paso del tiempo.
Las obras
“En general, la naturaleza estaba socavando las bases de la cortina (muralla), encontramos fracturas en los merlones (cada uno de los trozos de muro que hay entre cañonera y cañonera) producto de que un árbol había extendido sus raíces hasta una distancia de 18 metros por debajo de éstos”, indica Samudio.
En consecuencia, prosigue el arquitecto, fue necesario levantar los ladrillos y vaciar los merlones de arena apisonada para cortar aquellas cepas del árbol, para luego volver a apisonar la arena como en los tiempos de la Colonia.
Samudio explica también que los esfuerzos de su equipo de trabajo se dirigieron a evitar que la marea siguiera haciendo daños a la estructura, “por lo que se realizó un proceso llamado encastre, que no es más que empotrar una pieza en otra que se ha perdido”, aclaró.
Conjuntamente, sobre el Fuerte se están realizando además labores de escarpe y aplicación de resinas para la conservación de esta fortificación.
“En la época en que fue construido el Fuerte utilizaban una resina que traían de Filipinas llamada Gutagamba, empleada en todas las construcciones de los monumentos españoles”, comenta.
El arquitecto indica que luego del escarpe (limpieza de las esculturas por medio del escarpelo) se dispusieron las calzas. “A la cal le pusimos un poquito de cemento para que el fraguado (endurecimiento de la masa) fuera más rápido pues la cal de ahora no es la misma que la de aquellas épocas”.
Esta primera fase de los trabajos costará unos $400 millones y terminaría en menos de tres meses, aproximadamente en junio.
Lo que falta
“Lo más importante es que son trabajos duraderos que se oponen al daño del viento y al salpicar del agua”.
Los arquitectos se ocuparán también de restaurar las troneras (abertura para cañones en la pared de una muralla) y el piso del adarve (muro). Así mismo, se limpiará la puerta de acceso al fuerte y también los desagüaderos.
El proyecto arquitectónico ambicioso también contempla la reparación del Baluarte Santa Bárbara, una especie de bodega techada dentro de las murallas del Pastelillo, en donde se adecuará un museo para el que se dispondrá un trabajo de iluminación y acondicionamiento con réplicas de implementos, herramientas y armamento de la época, como cañones, pero en fibra de vidrio.
El Club de Pesca obtuvo el cuidado del Fuerte San Sebastián del Pastelillo mediante un contrato de comodato por 99 años con la Nación, desde hace más de 60 años.
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